Es 22 de julio de 2015, pobladores de Monte Virgen, una comunidad del distrito de Kusapin en la Comarca Ngäbe-Buglé, forman fila a la espera de ser atendidos por los registradores del Tribunal Electoral (TE). Gran cantidad de niños y niñas acompañan a sus madres para ser incluidos en el Registro Civil y aguardan para tomar la foto y estampar sus huellas en los dispositivos móviles del TE.
Días a tras se había anunciado, mediante la radio local, la llegada de la misión que registraría y cedularía a los habitantes de la comunidad y de las áreas aledañas.
A Monte Virgen se llega por lancha, atravesando la Laguna de Chiriquí y adentrándose en un manglar hasta alcanzar un pequeño muelle. Allí, los más pequeños se agolpan al ver la llegada de los visitantes.
En esta y en varias otras comunidades, un proyecto del TE y de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), apunta a superar el sub-registro en la población indígena de fe Mama Tata, una religión sincretista cristiana que emerge entre la población ngäbe en los años 60. La mayoría de la población de Monte Virgen profesa esta fe.
La inscripción en el Registro Civil establece la existencia del niño o niña conforme a la ley y es crucial para salvaguardar muchos de sus derechos humanos. No estar registrado significa ser invisible: no tener un nombre, una nacionalidad ni una identidad legal.
«Subregistro 0»
El proyecto, que es financiado por del Fondo de Implementación del Examen Periódico Universal, surgió como parte del compromiso del TE para dar cumplimiento a las recomendaciones realizadas por diferentes mecanismos internacionales de derechos humanos, que reiteradamente han señalado la obligación del Estado panameño de garantizar el derecho de todos los niños y niñas a ser registrados al nacer. El Comité para los Derechos del Niño, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial y el Grupo de Trabajo para el Examen Periódico Universal han insistido en la importancia de garantizar el derecho de los menores indígenas y afrodescendientes a ser registrados como base esencial para el reconocimiento del resto de sus derechos.
En el año 2011, el Tribunal Electoral inició, con el apoyo de UNICEF, algunos proyectos destinados disminuir el sub-registro de nacimientos en los territorios indígenas. Sin embargo, a medida que se avanzaba, se develaba una realidad: la resistencia de la población ngäbe de religión Mama Tata a registrar el nacimiento de sus hijos y a tener una cédula de identidad.
El Tribunal Electoral calcula que puede haber hasta 12,000 personas de fe Mama Tata, concentrados en áreas remotas de la comarca, sin registro de nacimiento, en su mayoría mujeres y niños.
Una investigación antropológica realizada por el proyecto conjunto TE-OACNUDH reveló que las razones que subyacen a la decisión de no registrarse están ligadas a varios factores, tales como: el desconocimiento de la utilidad que puede tener disponer de una cédula de identidad; algunas interpretaciones erróneas divulgadas en la comarca sobre las implicaciones del registro; y razones políticas. Éstas últimas se traducen en un rechazo a las instituciones del Estado como respuesta al abandono de los territorios indígenas y de su población.
Diálogo participativo
En el caso de Monte Virgen, la visita ha sido pactada con el líder religioso Mama Tata quien, tras conversar con el TE, ha comprendido la importancia de registrar y cedular a la población. Contar con la aprobación de los líderes religiosos es crucial. Para lograrlo, la institución cuenta con equipos de registradores en su mayoría ngäbes, conocedores de la cultura y el idioma indígena, un factor determinante debido a que la mayoría de la población sólo habla el ngäbere. De esa manera, se ha ido forjando la relación con los líderes Mama Tatas y el respeto a sus tradiciones así como a su libre determinación, a través del diálogo participativo para aclarar el mensaje.
“En un principio nos hemos enfrentado a la resistencia de algunos líderes religiosos que sienten amenazado su liderazgo cuando personas de fuera de la comarca hablan con su gente”, dice Bonifacio Bonilla Bururobo, Coordinador Regional Comarcal del Tribunal.
“Continuaremos conversando con ellos para explicarles cuáles son nuestros planes y objetivos”, indica, por su parte, Boris Alexis Corcho, Subdirector Nacional del Registro Civil de Panamá. “Lo que deseamos es que las comunidades que se encuentran apartadas tengan acceso al disfrute de los derechos humanos: salud, alimentación, educación, a ser reconocidos como personas, con su propia identidad porque igual vale el que está en el campo, en área indígena, como el que está en la ciudad”, agrega el funcionario.
«En ese sentido, la Representante Regional para América Central de la OACNUDH, Carmen Rosa Villa Quintana, indica que la importancia del proyecto ha sido fomentar el trabajo coordinado entre las instituciones del Estado y las autoridades indígenas para vencer la disparidad que afecta a los pueblos indígenas menoscabando sus derechos.
Los estándares internacionales de derechos humanos han reconocido el derecho de los pueblos indígenas al desarrollo bajo sus propias tradiciones, ejerciendo estos derechos a través de sus instituciones políticas, sociales y culturales, por ello, es importante que los pueblos indígenas sean partícipes de las decisiones que les afectan, para que correspondan con sus necesidades y sus formas de vida».
Un proceso en avanzada
Hasta el momento, el proyecto ya ha llegado a 8 comunidades en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro. La ubicación de algunas comunidades es tan remota, que llegar a las mismas puede tomar más de tres días de camino. «A medida que avanzan las giras se descubre la existencia de otras comunidades en lugares lejanos, de entre 100 y 400 habitantes. El objetivo es cubrirlas al 100%», afirma uno de los registradores del TE. La apreciación de Bonilla Bururobo es que la población ngäbe está entendiendo la importancia del registro de nacimientos. “Se trata de un proceso que va en avanzada”, afirma.
Para el señor Halls, secretario de la iglesia Mama Tata en Monte Virgen, las opiniones están divididas. Él, por ejemplo, cree en las ventajas de registrar los nacimientos de los niños, pero sostiene que hay otros grupos más conservadores que se niegan rotundamente. “Yo creo que es de bienestar para la comarca. Si se transmite, la gente seguirán bajando a buscar sus documentos”, señala.
[print_gllr id=4160]