Panamá 16 de septiembre de 2024
Jorge Racero, un joven colonense de 25 años, se ha convertido en una voz destacada en la defensa de los derechos humanos en Panamá. Como miembro activo de la Red de Jóvenes Afropanameños y de The Alpha Olympus, Racero ha dedicado su juventud a luchar por la igualdad y la justicia social, especialmente para la comunidad afrodescendiente. Racero nos cuenta sus experiencias, sus motivaciones y su visión para un futuro más justo e igualitario.
Siempre comento que mi primera experiencia con el activismo juvenil despertó mi conciencia social y mis ganas de incidir. Esto fue en el año 2017, en un Juventud Fest realizado por la Secretaría de la Juventud de Colón, bajo la dirección de Meyvis Blackman. En este evento, pude darme cuenta de las desigualdades latentes en la sociedad y de cómo yo podía aportar para generar un cambio. La invitación y palabras de Emanuel Herrera, subdirector de esta secretaría, marcaron un antes y un después en mi vida. Allí, logré empatizar y entender mejor las situaciones y sentimientos de los demás, independientemente de sus orígenes
Creo que son dos momentos específicos los que me han llenado de esperanza y satisfacción en la lucha por la defensa de los derechos de los afrodescendientes.
El primero fue saber que existía una Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afrodescendientes, creada en el año 2016, un año antes de empezar mi activismo. También, el conmemorar por primera vez en el 2021 en Panamá el Día Nacional del Turbante, como campaña de sensibilización, me motivó y me dio a entender que la población está cambiando y aceptando nuestras tradiciones, costumbres y cultura. El turbante tiene muchos significados y que se conmemore a nivel nacional da a entender que todo el esfuerzo realizado por la población afrodescendiente por cumplir con el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, con el tema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”, se está cumpliendo.
El logro que más orgullo me hace sentir son los resultados del censo de 2023 en Panamá, donde el 31.7% de la población se autorreconocio como afrodescendiente, diferente a los resultados del censo de 2010 que fue un 9.2%. Esto es un logro importante y crucial. El ver que con las actividades, campañas y el trabajo de todas las ONG, colectivos y agrupaciones que defienden los derechos de la población afropanameña ha dado fruto, como estudiante de psicología, sé la importancia del autorreconocimiento y cómo este puede afectar nuestra identidad. Por ello, el resultado del censo me llena de esperanza: estamos haciendo bien las cosas y vamos por buen camino.
Acciones muy concretas que puedo mencionar en mi participación y apoyo a las diversas campañas de sensibilización y visualización de la realidad en la que vive la población afrodescendiente de Panamá, el dar a conocer, en los diversos espacios de participación que he logrado, los estereotipos, prejuicios, discriminación estructural, simbólica, el perfilamiento racial y el racismo que todavía imperan en mi país hacia la población a la que pertenezco.
También, el crear proyectos y actividades con una perspectiva afrocultural para educar y concientizar sobre quiénes somos y cómo podemos reconocernos y, de allí, cuán importante es trabajar juntos para mejorar nuestra sociedad. Todo esto lo he realizado desde diversas organizaciones como la Red de Jóvenes Afropanameños de Panamá y The Alpha Olympus.
Mis redes sociales y las agrupaciones y colectivos a los que pertenezco me han servido como puente para informar y como una casa para aprender mucho más. Gracias a ellos, he logrado visibilizar las problemáticas que enfrenta la comunidad afrodescendiente, en especial los jóvenes, desde espacios como el Consejo Nacional de la Juventud o el Consejo de Políticas Públicas de Juventud al que pertenezco. En este último, se realizó una consulta pública a nivel nacional para crear la Política Pública de Juventud 2022-2027 de Panamá. En estas consultas, realizadas en todo el país, pude dar a conocer las realidades y plantear los escenarios en los cuales pasamos las juventudes afrodescendientes en temas de ambiente, cultura, educación, deporte, empleabilidad, inclusión, salud, agro y seguridad ciudadana; y lograr que estas sean visibilizadas en un documento. Con mi trabajo realizado como facilitador, considero que he inspirado a otros a que puedan trabajar y accionar en pro de la comunidad afrodescendiente joven.
Esta generación está trazando el camino, creando los puentes que cruzar y asentando las bases de cómo se pueden llevar los derechos humanos a la interseccionalidad, la multiculturalidad y el enfoque intergeneracional.
Es cierto que existen desafíos, como el adultocentrismo en la aprobación y discusión de ciertos temas, el edadismo imperante en la toma de decisiones y la falta de oportunidades y espacios de desarrollo integral. Pero de esa falta de oportunidades se generan juventudes más fuertes y empoderadas, por el cambio que visualizan y crean estos espacios. El aprender de las dificultades y errores que generaciones anteriores cometieron por su ímpetu por impactar y sentar las bases, nos enseña a ver qué camino y decisiones antes no funcionaron y a vislumbrar otras.
• Brindar espacios formación, desarrollo y diálogo.
• Apoyar las campañas, actividades y procesos que creamos para impactar en nuestras comunidades y provincias en la promoción de los derechos humanos.
• Dar la oportunidad de liderar puestos de toma de decisión siendo jóvenes sin perjuicio a nuestra capacidad o experiencia.
Para mí, los jóvenes ya son agentes de cambio porque cada opinión, acción y trabajo que realizan impacta a alguien de una u otra forma. Solo falta educar más en temas de derechos humanos y los mecanismos de participación que se pueden generar a nivel regional e internacional. El mensaje que les puedo dar es: conozcan su pasado para mejorar su presente y construir un mejor futuro. Cada joven debe tener una mentalidad PIR (de persistencia, insistencia y resistencia).